Pagan los pobres
La pobreza puede ser una tragedia. Cuanto más extrema, más trágica. Esa pobreza se hace presente cuando se piensa en la mortalidad infantil, o la mortalidad de las madres en los partos. O cuando se consideran las hambrunas que llevaron a límites insospechados, incluido el canibalismo. Pagan los pobres no reflexiona sobre la pobreza del asceta, sino que piensa en la pobreza de quienes se encuentran atrapados por un entorno cultural, social, económico y político que les impide salir de una situación que no desean. Los errores de política pública tienen consecuencias negativas para muchas personas y grupos. Pero la carga de esos errores recae finalmente en los pobres, tanto en los viejos como en los nuevos. Sin embargo, este no es un libro contra la política pública sino sobre las consecuencias no intencionadas de políticas públicas con buenas intenciones; aquellas que benefician a algunos grupos, pero que terminan empobreciendo a la mayoría; que pueden generar algún beneficio de corto plazo, pero empobrecen a largo plazo. Muchas de ellas se promocionan como favorables al pueblo, tal es el caso del populismo, pero tienen efectos contrarios. Se presentan como políticas populares, pero sus consecuencias son antipopulares. Ese populismo del bienestar presente destruye las posibilidades de desarrollo a largo plazo Por eso, en estas páginas se resalta la posibilidad de una política pública sensata, prudente y virtuosa que abre posibilidades y habilita una interacción pacífica y particular entre seres humanos, una interacción creadora de riqueza que disminuya o elimine la pobreza.
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